Volver atrásEl Turrero Post

Explorando la intersección entre bizcochos, filosofía y la era de la modernidad líquida

Publicado el 7/5/2023 / 8:20:15. Tiempo de lectura: 5min.Leer en Twitter

Categoría(s) de esta turra: Lectura de señales

En el hilo turras de hoy, vamos a hablar de bizcochos y fondant, de lo fundamental y lo accesorio, del dato y el relato. Del triunfo de la forma sobre la substancia:

Javier G. Recuenco @Recuenco

Y en el hilo de la semana que viene, hablaremos de tartas.

He estado tentadísimo de usar como hilo vertebrador las elecciones cercanas, pero me he propuesto usar otros ejemplos o por lo menos otros países. En el fondo es un tema del que he hablado en muchísimas ocasiones usando diferentes escenarios y/o circunloquios.

El concepto de sustancia (o substancia), según este glosario de filosofía, «procede del latino «substantia» que es, a su vez la traducción del griego «ousía». https://webdianoia.com/glosario/display.php?action=view&id=285&from=action=search|by=S

Su significado más general es el de «fundamento» de la realidad (significado que adquiere ya de forma clara con Aristóteles) «lo que está debajo», lo que «permanece» (podríamos agregar «la esencia») bajo los fenómenos, lo «subsistente».

Pues, en cuanto tal, la sustancia es ante todo sujeto, lo que tiene su ser en sí, y no en otro, sirviendo por lo tanto de sustrato en el que «inhiren» o se instalan los accidentes, las formas de ser que no son sujeto, sino que se dan en un sujeto (en la sustancia)».

Según la fuente que venimos de mencionar, tanto para Platón como para Aristóteles, la forma es también la esencia del objeto.

Pero «los filósofos escolásticos distinguirán varias clases de «formas» (artificiales, naturales, sustanciales, accidentales), llegando incluso a admitir la existencia de formas separadas o «puras».

Con el descrédito del aristotelismo, y a partir de la revolución científica del Renacimiento, el término caerá en desuso».

Si nos fijamos el enfoque de los escolásticos sobre lo que es la forma, y lo relacionaremos con lo que Eduardo Galeano denomina «el envase» llegaremos a la conclusión de que nos guiamos por las apariencias.

Por lo que vemos superficialmente y no podemos (a veces, no queremos) discernir sobre la importancia de la esencia o sustancia.

Esto último requiere, además de conocimiento, sabiduría en cuanto a la esencia del «¿qué? y poder respondernos el «¿para qué? o el sentido de nuestros conocimientos y acciones.

Lo anterior hay que ponerlo en un contexto de época que Bauman ha denominado modernidad líquida, Gilles Lipovetsky la caracteriza como hiperindividualista.

Sartori la enfatizó en el homo videns a través de la televisión que hoy se ha reconfigurado a los distintos dispositivos que fluyen en internet, particularmente en las redes.

Sobre esto último se ha referido Nicholas Carr y su impacto en nuestro cerebro (potenciando «la superficialidad»).

Todo esto convive contemporáneamente con cuestiones ancestrales como los mitos. Según esta fuente, «toda cultura alberga una tradición mítica. Según Georges Dumézil: “un país sin leyendas se moriría de frío. Un pueblo sin mitos está muerto”.

Si acordamos que todo lo que venimos de mencionar tiene relevancia, vamos a tomar algunos ejemplos de su utilización en un caso cercano pero lo suficientemente lejano, el caso argentino.

Por un lado a veces la apariencia o el envase tiene una connotación trascendente (casi mítica), vinculada con una mística patriótica, como es la reivindicación de la soberanía de Malvinas.

Dicha apelación en la última dictadura militar fue utilizada en esencia para que la misma pudiera mantenerse en el poder indefinidamente.

Esto viene sucediendo no sólo en las dictaduras sino también en corrientes de fuerzas populares que sólo se focalizan en conquistar y mantenerse en el poder del Estado.

En el otro extremo se desvaloriza lo mítico y lo místico en cuanto a enfoque y discurso, y se explota la superficialidad, el individualismo y aspectos banales y sensibles del electorado para manipularlos políticamente.

Según algunas notas periodísticas este enfoque se estaría aplicando en la formación de líderes políticos de un partido. En el caso de otros ni siquiera se hace ningún tipo de formación o debate sustantivo (son meras cáscaras electorales).

En línea con lo que planteaban Platón y Aristóteles, en cuanto a que la sustancia o esencia tenga las formas -en este caso entendidas como actos o procedimientos- adecuados que sean coherentes con las primeras sin ninguna disociación.

Pero remarcando que es necesario y deseable que este alineamiento entre unas y otras nos lleve a un mundo mejor.

Este lunes estuve charlando en Santander con una representante de un sector que tiene una percepción pública horrible, completamente alejada de la realidad. El sector maderero.

Me ha pasado lo mismo con el juego, con las granjas porcinas, con la inmigración, con los okupas, con Doñana... Las narrativas que se propagan son una puta mierda, normalmente de parte, que nuestro cerebro se traga sin pestañear si viene de "los nuestros".

La madre que me matriculó en Contabilidad Analítica. Turra limit. A levantar el campamento, recoger el hatillo y a seguir caminando.

En reiteradas ocasiones he trazado el actual desacoplamiento entre la realidad y las percepciones, el dato y el relato.

Javier G. Recuenco @Recuenco

Asumiendo una vaca esférica, ceteris paribus, y una conga de unicornios, dato mata a relato.

Fundamentalmente porque la ley de Brandolini trabaja en contra de la realidad, y lo hace bien duro:

Muchísimas veces nos centramos en los aspectos periféricos de un tema e ignoramos por completo la complejidad subyacente a cambio de una narrativa que nos apela.

Javier G. Recuenco @Recuenco

No necesariamente. Mi tesis es que al cerebro le gusta una simplificación y un heurístico más que a un tonto un lápiz de dos colores. https://twitter.com/polymatas/status/1471103233791827982…

Vivimos en tiempos donde la sustancia tiene la batalla perdida ante la inmediatez y las narrativas gratificantes.

Javier G. Recuenco @Recuenco

La principal industria del país es la pantomima.

Yo he llegado a afirmar algo tan duro como que vivimos en la era de la Pantomima y la Disonancia Cognitiva:

Javier G. Recuenco @Recuenco

La era de la Pantomima y la Disonancia Cognitiva.

Gente como @vorpalina o yo mismo creemos que estamos en máximos locales de disonancia cognitiva colectiva. Mi amigo @RamonNogueras piensa lo contario. No se si es mi sesgo o el suyo, porque no parece que haya estudios detallados al respecto.

María Blanco @Godivaciones

Me refiero a (el origen de mi tuit)

No deja de ser paradójico que en una época en que somos más conscientes que nunca de que nuestro cerebro nos engaña como a chinos y que la realidad no existe, no parece que haya habido un auge masivo del pensamiento crítico.

Jaime Rodríguez de Santiago @jaime_rdes

Presentación de La realidad no existe ¡Esta semana, ración doble de kaizen! Ya tenéis en podcast y YouTube este evento. Hubo de todo: La necesidad de escribir el libro Mensajes sorpresa Un debate sobre la vida sexual en el espacio

Tenemos un menú donde en todos los platos la guarnición se impone al plato principal, donde todos los actores secundarios se comen a los principales, donde la canción son los coros y el cowbell.

Pagaremos ésto antes o después, y pasará esta época a la historia como la era de la evitación emocional y de la procrastinación.

Nunca el mundo ha ofrecido a la gente tantas opciones de evadirse por completo de la realidad. El fentanilo accesible, el metaverso, los mantras electorales. Como dice @fjjariego, la era Zuckerberg-Mckinsey.

Voy a traer pare cerrar una frase de Rand, que se engañaba a si misma también que daba gloria. #finhilo.

P.D. I: Aristoteles sobre la sustancia: https://plato.stanford.edu/entries/substance/

P.D. II: Sobre escolásticos y sustancia: https://redalyc.org/journal/5138/513853876006/513853876006.pdf

P.D. III: Bauman sobre modernidad líquida:

P.D. V: Un artículo MARABIYOSO sobre como esta tendencia está afectando a todo el mundo, ejemplificado en los políticos conservadores británicos: