En el hilo brasas de hoy hablaremos de grises y nieves, de ambigüedad, de lo mal que la gestionamos, de Ayn Rand, de ideologías y en general de lo duro que es admitir que no se tiene ni puta idea de algo concreto #dentrohilo
“ Grises y Nieves “ es una expresión que he logrado hacer popular entre pequeños círculos de amigos y que utilizo para expresar que en muchas ocasiones se nos presentan hechos para ser juzgados que en realidad han sido reducidos a simplificaciones absurdas.
Que se apoya en dos conceptos aparentemente claros: el hecho de que la mayor parte de las cosas no se presenta en términos de blanco y negro, sino en grados de gris, y la vieja historia de que los esquimales tienen 40 palabras distintas para denominar diferentes tipos de nieve.
Y digo aparentemente claro, porque en una metareferencia maravillosa que viene a reforzar mi punto de vista, es posible que los españoles tengamos más palabras para determinar los tipos de nieve que los esquimales:
El cerebro, como creo que he mencionado en muchas ocasiones, es un cabrón. Es lo único que piensa es en ahorrar energía. Se parece un inspector de policía vago, le encanta dar carpetazo a los casos aunque las evidencias en contra sean débiles.
Lo que el cerebro odia más que ninguna otra cosa es la incertidumbre y la inestabilidad. Su propósito funcional es hacer “ Sensemaking “ del mundo que nos rodea y proporcionar explicaciones, por inverosímiles que sean.
Un efecto colateral de todo esto es que no nos podemos resistir a una historia tan buena como la de los 40 tonos de nieve. Ya está, tiene sentido, luego es cierto.
Los italianos, posiblemente derivado de la experiencia, lo diferencian con aquello tan bonito de “ si non e vero e ben trovato “ . Si no es cierto, al menos está bien contado.
Otro efecto colateral de todo esto es que normalmente cuando no sabes explicar qué es el trueno y el rayo, resulta que es el dios de turno teniendo episodios intestinales. Pero de eso hablaremos en otro momento, quizás.
Quedémonos con el concepto base: es muy complicado y requiere de un cierto grado de madurez admitir que no sabemos por qué ha pasado una cosa o que desconocemos un tema por completo, porque nuestro cerebro aúlla por un cierre del caso, aunque sea en falso.
Enter Alisa Zinóvievna Rosenbaum , más conocida como Ayn Rand.
Personaje fascinante, del que me he leído más de 20 libros, y del que a lo mejor hablo en detalle en otro hilo, pero que hoy voy a traer a la mesa por su doctrina, el objetivismo.
Simplificándolo mucho (lo cual va en contra de la filosofía de este hilo, en cierto modo) digamos que el objetivismo plantea que no hay grises. Qué lo que vemos es lo que hay y que entrar en relativismos y tibiezas es propio de la derechita cobarde. De ahí su lema “A = A”
Que los humanos somos susceptibles de prescindir de las emociones, que son un lastre, que podemos ser programados como un ordenador, que el amor es un trato mercantil entre iguales y reacción química mensurable y que deberíamos ser todos un poco más fríos y calculadores.
Que todo tipo de impuestos por el bien colectivo es un sometimiento de los realmente elegidos (creadores y empresarios) a manos de lo que ella llamaba saqueadores (gente común y desfavorecidos) y que en lugar de ello, deberíamos estimular una especie de sano egoísmo individual.
Si bien considero que la señorita Rand es una filósofa de primer calibre y tiene un montón de pensamientos muy interesantes, supongo que intuiréis que el choque con la realidad de sus teorías no fue particularmente dulce.
Centrémonos en dos ejemplos. Uno: cuando su amante Nathaniel Brandon, casi 15 años más joven que ella, decidió pegársela con una modelo de su edad, la señorita Rand se lo tomó un poco mal y le obligó a ser expulsado del objetivismo previa humillación pública.
Dos: al final de sus días, muy enferma ya del cáncer galopante que le llevaría a la tumba, consiguió ser convencida para aplicar a un programa de ayuda de la Seguridad Social, cosa que había rechazado durante toda su vida como “ ayuda a los saqueadores “.
Otro día hablaremos si queréis en profundidad de esta mujer, que es fascinante a pesar de que desde la izquierda le nieguen el pan y la sal, y de cómo puedes gestionar el nudo gordiano de la disonancia cognitiva diciendo que “cabalgas contradicciones” y quedarte tan a gusto.
Pero mi punto es, que solamente a una mente juvenil e inmadura le pueden parecer real y apetecible los planteamientos maniqueos o extremistas. El hecho de que te reconforten el cerebro no quiere decir que sean un adecuado mapa de la realidad. La realidad es gris.
Por eso la mayor parte de los Randianos se enamoraron de ella en su adolescencia al leer “ el manantial“, porque al igual que “ el guardián en el centeno “ apela a la personalidad confusa y ansiosa de rebeldía contra las normas establecidas clásica de un adolescente.
Donde se ve toda esta confusión de una manera maravillosamente resuelta, es en un cómic que es genialidad pura, como es Watchmen.
Disclaimer: no me he visto la película ni me la pienso ver. Me he leído el cómic 50 veces, es imposible algo que le haga justicia que dure tres horas. Y me lo ha recomendado muchísima gente que respeto intelectual y personalmente.
Pero en Watchmen tenemos los tres arquetipos en escena: la máquina puramente racional carente de emociones, el objetivista randiano y la inteligencia humana desarrollada a su máximo potencial, que toma decisiones turbias. El doctor Manhattan, Rorschach, y Ozymandias.
Esto es absolutamente buscado por Alan Moore, el guionista, que ha leído en profundidad a Rand. De hecho, Rorschach está basado en Mister A, un superhéroe objetivista que había creado Steve Ditko, el creador de Spiderman, que era discípulo de Rand. http://cloud-109.blogspot.com/2010/07/steve-ditkos-mr-a-lecture-in.html?m=1…
Sin hacer spoilers, ante la decisión moralmente dudosa pero brillante de Ozymandias, Rorschach no puede sino obedecer a su objetivismo, el doctor Manhattan no puede sino atender a su racionalismo y todos son conscientes de que es lo que toca.
Acto seguido, Alan Moore, en un cierre cuya genialidad no puedo describir con palabras, determina el destino probable de todas las facciones.
El del objetivista es la autodestrucción, el del racionalista puro es irse de la tierra y estar en las estrellas y el del extremadamente inteligente es vigilar porque en cualquier momento puede tropezar víctima de su ego.
Y acto seguido nos coloca en la piel de los representantes de la humanidad: el búho nocturno: con barriguita ya, falible, inseguro, y testigo de lo que ocurre cuando chocan los arquetipos, las ideologías.
Porque ese normalmente es el atractivo de una ideología, o de una religión: una cosmovisión, una manera de entender el mundo, un molde con el cual intentar comprender el absurdo que nos rodea.
Entonces, por intentar cerrar la reflexión y llevar a una coda la línea de pensamiento, a pesar de que evidentemente me puedo detener en miles de matices sobre todo lo que estado comentando.
La realidad es compleja. El cerebro lucha desesperadamente por hacer sentido de la complejidad circundante. A lo largo de la historia, el ser humano ha desarrollado centenares de mecanismos para intentar simplificar la realidad circundante y calmarlo.
Pero la realidad subyacente sigue ahí: salvo una pequeña minoría nadie está al 100% de acuerdo con la opción política que vota, el mundo no es tan sencillo como las películas de vaqueros donde sabes que los que llevan los sombreros negros son los chungos.
El villano arquetipo no existe, todo el mundo piensa que está haciendo el bien, los populismos son un cáncer porque proponen soluciones sencillas a problemas complejos. Son los judíos. Son los emigrantes. Son los ricos.
Y el hilo invisible que enhebra las disciplinas que he practicado y practico en mi vida ( @SingularSolving , @SingularTarget ) es que son disciplinas necesarias para asimilar el hecho de que la realidad es compleja.
La #personotecnia es admitir que al ser humano es complicado, contiene multitudes y está lleno de matices. La resolución de problemas complejos engloba a la personotecnia y lo traslada hacia el ámbito global y empresarial.
Así que en ocasiones, mucha gente que puede pasar por equidistante y que no se moja en realidad es consciente de que no todo es tan sencillo como tu cerebro se ha apresurado a traducir.
Y que en lugar de hacer un cierre perezoso del caso, sabe que probablemente el asesino está suelto, y sigue tejiendo pacientemente en su telar hasta encontrar ese tapiz perfecto, que a lo mejor no existe, pero sabe que un cierre guarro no es una solución mejor. #finhilo