Hoy voy a hablar un poco de un tema que generalmente pasa muy desapercibido para la importancia que tiene, que es la #orquestación (abro hilo)
Ayer en mi charla sobre #AI y negocio para @UNIRuniversidad comenté que el principal obstáculo para que la IA impacte en el bottom line es que no entiende que es un clarinete y hay pocas piezas para clarinete solo, pero que hay cientos de obras que son para orquesta.
De la importancia que le concedo a la orquestación, baste decir que el primer post del blog de @SingularSolving, se lo dediqué en exclusiva a ello, porque me sigue pareciendo la gran desconocida.
Naturalmente, llegué a ella vía #complexproblemsolving, pero como me pasa con un montón de disciplinas, me di cuenta de que tiene su propia historia y que la mayor parte de ella está sin contar.
Curiosamente, el concepto está perfectamente asumido por parte de la cultura y el imaginario popular. Somos perfectamente conscientes de que si queremos asaltar el Bellaggio, necesitamos a toda la troupe de Ocean's Eleven.
Necesitamos al hacker, al técnico electricista, al contorsionista, al swindler y al experto en explosivos. Es un tropo que hemos visto en centenares de películas y series.
Sin embargo, el problema con el tropo es que la orquestación, mágicamente, "se da". Es un deus ex machina en forma de talento sobrenatural el que Danny Ocean, o el coronel Hannibal Smih, resultan ser orquestadores naturales.
La realidad, como menciono en mi post de orquestación, es que normalmente un director de orquesta se tira 25 años de media estudiando para poder ejercer de tal de manera efectiva.
La realidad es que hay muchos libros sobre project management y gestión de riesgos asociada, pero hay muy pocos sobre orquestación cognitiva y gestión de egos en equipos transdisciplinares, por ejemplo.
De hecho, los que hay, son generalmente periféricos al tema. De los mejores que me he encontrado, mencionaré dos.
El Team of Teams, del general Stanley Mcchrystal, donde hablan de como se tuvieron que alinear los Marines, Navy Seals, Green Berets y otros cuerpos de élite para lograr zumbarse a Bin Laden. Cuerpos que no compartían información y donde había un recelo terrible.
Y otro que me estoy leyendo ahora mismo que me parece maravilloso: Running with the Devil, de Noel Monk , donde se cuenta la vida del Manager de Van Halen durante sus cinco años más exitosos, y una muestra de orquestación de gente volátil drogada hasta los ojos de primer nivel.
Si no entendemos que para solucionar problemas complejos tenemos que orquestar un montón de talento disperso por la organización o en varias compañías, orquestar agendas aparentemente incompatibles, y tejerlas estratégicamente en un tapiz común, estamos fritos.
Y eso implica un montón de cosas difíciles: Armonizar gente pegada al negocio y gente pegada al trabajo intelectual. Tener generalistas que entiendan idiomas diversos. Tender puentes donde la naturaleza de cada uno lleva en direcciones diferentes.
Eso es orquestar. Llevar control de tiempos y presupuestos es ser un project manager. Para ser project manager (Yo lo he sido) basta un poco de estudio en el PMI o similares. Para ser director de orquesta, el horizonte temporal es distinto. Muchas veces es una labor de una vida.
Así que ni la AI por su cuenta, ni el Big Data por su cuenta, ni la #personotecnia, ni el #complexproblemsolving por su cuenta, ni tantas otras cosas por su cuenta van a resolver por si mismas los problemas del CEO, lo mismo que un paquete de arroz no hace paella.
Así que en espera del libro definitivo sobre orquestación (Que igual lo escribo yo, o lo está escribiendo alguien, o no se escribe nunca), por lo menos pensemos un poco si no resultará que lo que le ocurre a nuestro problema de negocio no es que necesite tecnología.
Sino que el emperador nos ha pedido una sinfonía para la apertura de su nuevo teatro real y resulta que estamos tan encantados con el sonido de nuestro nuevo violín Stradivarius que hemos decidido hacer una pieza solo para el. #finhilo
POSDATA: Este suele ser el final de los solistas: